Hasta Siempre, Amor Mío

Esta oscuridad, lúgubre y fría que nunca termina, que me tiene atrapada, encerrada lejos del infierno, que es donde anhelo estar, terminar todo este sufrimiento.

Ya no hay más un sentimiento humano que me haga evitar el deseo ferviente del encuentro con la muerte, si es que existe la esperanza y no fue solo un engaño, hace mucho que abandonó mi alma.

Mis propios demonios me persiguen, me atormentan, nublan por completo mi cabeza, no puedo pensar, si alguna vez tuve corazón olvidé el momento exacto en el que, con el odio y la maldad, lo asesinaron brutalmente.

Camino por las calles frías, la lluvia no se apiada y parece que arreciará más para hacerme notar el desprecio de la misma naturaleza, apenas y puedo percibir los escasos centineos de las lámparas que, inútilmente, tratan de iluminar las calles.

¿Qué habrá más allá de la muerte? Muchos sienten un miedo natural hacia lo desconocido, yo ya no sé si desconozco algo más allá que el dolor, la ira, preferiría tener el alma vacía.

Un perro se atraviesa en mi camino, mojado, sediento de una caricia, pero lo veo fijamente y su cabeza se transforma un animal satánico, sus ojos rojos me recuerdan que debería tener miedo, sus gruñidos solo me dicen que debo matar, y esos dientes, parece más una sonrisa burlona que una mueca de odio.

Lo tomo de la cabeza, lo elevo del piso y aprieto mis manos lo más fuerte que puedo, puedo sentir como todas mis fuerzas se concentran en mis manos, apenas suena un crujido, se escucha el eco de un chillido y mis manos se aflojan para dejar caer el cuerpo del animal.

Ahora lo veo como es, ya no exsite la expresión dantesca, es solo un pobre animal con la cabeza reventada, un pequeño amigo solitario que quería compartir tan sólo una caricia, ¿en qué diablos me he convertido? ¿por qué me hacen esto?

No puedo voltear atrás, no puedo creer lo que he hecho, pero siento todavía las venas de mis brazos latentes, los músculos atrofiados en los dedos, esa mezcla de satisfacción y arrepentimiento, que no distingo cuál es más fuerte, y no sé hace cuanto tiempo perdí la capacidad de sentir otra cosa.

No puedo estar más en contacto con la gente, tengo que alejarme, no controlo mis actos, mis ojos me engañan a cada segundo, en todos lados veo esos rostros deformes torturándome, en niños, en personas, en animales, ya no puedo, ¡ya no quiero!

Ni mi piel es la misma, ha perdido su color, está rígida, los profundos cortes en mis brazos ni siquiera sangran, he intentado todo y sigo viva, sigo atrapada en esto que no sé si es el infierno o solo la antesala.

Y sólo tengo un último deseo, si he de permanecer en las sombras, tan sólo quisiera poder ver tus ojos una vez más, si tan sólo pudiera sentir tus brazos rodeando mi espalda, tus cálidos labios en los míos.

El deseo es incontenible, sin darme cuenta he dirigido mis pasos hacia tu morada, y aquí estoy observando tu ventana encendida, de pie en la soledad de la noche, tan cerca que puedo sentir tu esencia, pero no puedo arriesgarte.

Y sólo me engaño, son los demonios los que me han traído hasta aquí, los que me han obligado a recordar el amor, mi vida pasada, son ellos los que ponen carnadas para terminar conmigo a través de ti.

En mi mente puedo ver sus intesiones, puedo ver claramente tu cuerpo ensangrentado, mis uñas lstimando y desgarrando rabiosamente tu piel, puedo mirar en el reflejo de tus ojos mi figura, totalmente transformada en ira, pero también en placer, en las ansias de terminar con lo único bueno que he tenido en mi vida, lo único que me podía regresar mi existencia.

No puedo hacer esto, no puedo hundir mis dedos en tus ojos al no soportar ese reflejo, no puedo escucharte decir que creías que te amaba, mucho menos una despedida compasiva, no quiero, y no lo haré!

Escucho la tierra caer sobre mi féretro, puedo sentir la tristeza de la gente que cree que partí, no estoy muerta y no sé si algún día lo estaré, pero esto será lo más cercano a hacerlo.

Desaparecer de la vida, alejarme de los seres a quien amo y entregarme a la oscuridad total, alejarme de los demonios que me persiguen o dejar que terminen conmigo.

Atormentándome en esta silenciosa caja, donde no puedan obligarme a nada, donde arderán en la profunda decepción por haberme brindado el último deseo, llevarme un último recuerdo tuyo a la eternidad.

Por Sykanda

Dedicado a mi caballero de las sombras. Para ese extraño que, sin conocerme, pudo leer mi mente, acariciar mis sentimientos, entrar a mis pensamientos y robarme el corazón


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